Esta historia vió su nacimiento, como muchas otras de mis obras, de un sueño, o de una pesadilla, no lo recuerdo muy bien. Nuestro protagonista, un personaje que, de momento, permanecerá en el anonimato, despierta una mañana y descubre que es el único habitante de este nuevo mundo. Vemos su perplejidad ante lo nuevo y lo extraño, su vacilación ante lo extraño de la situación, y la calma con la que elige cada paso a seguir con tal de encontrar respuesta a semejante enigma. Espero que os guste.
Por: Alberto López del Consuelo
Me desperté en mi cama como cada mañana, pero noté
que algo había cambiado: el sonido de los coches y del tráfico por las mañanas
se había desvanecido por completo; no sonaba ni un solo sonido. Mi despertador
aún no había sonado, así que lo desactivé para no estropear el momento de paz
que mis sentidos percibían.